martes, 26 de junio de 2012

INFECCIONES ANTE NATALES

Un 15% de las madres cursan con procesos infecciosos durante el embarazo, siendo la más frecuente la infección por citomegalovirus y la más importante, por su connotación, la infección por VIH.
Las consecuencias de una infección transmitida in útero pueden ser muchas, entre ellas la reabsorción del embrión, aborto, muerte fetal, malformaciones, prematuridad, retardo del crecimiento, sin olvidar que muchos de ellos son aparentemente normales.
Las manifestaciones de este grupo de enfermedades son variables y pueden darse en el período neonatal o tardíamente ( incluso en edad adulta como en el caso de citomegalovirus, toxoplasma y herpes).
La magnitud del daño causado al niño depende fundamentalmente de las características del germen, el momento del embarazo en que se produce la infección, la respuesta inmunológica de la madre, la respuesta inmunológica del feto y la etapa de desarrollo fetal o embrionario. Además, un recién nacido infectado puede ser fuente de infección para otros niños.

Cuadros clínicos
Es fundamental el antecedente de infección materna si está presente, pero hay que recordar que gran parte de ellas son asintomáticas, tanto en la madre como en el recién nacido. Además, los cuadros clásicos descritos para estas enfermedades se han ido modificando y algunos elementos considerados patognomónicos se han encontrado en otras infecciones; entonces, resumimos los signos que nos hacen sospechar alguno de estos cuadros: retardo del crecimiento intrauterino, hepatoesplenomegalia, lesiones cutáneas u oculares, ictericia, manifestaciones purpúricas, etc. Mencionaremos algunos cuadros y sus características en específico:

Los bebés recién nacidos pueden desarrollar trastornos, lo cual hace necesario someterlos a pruebas médicas y aplicarles los tratamientos necesarios.

El sistema inmunitario de los recién nacidos no es lo suficientemente maduro para hacer frente a virus y parásitos, por ello son más propensos que los niños o adultos a padecer enfermedades de tipo infeccioso.

Si esto ocurre, los bebés necesitarán pasar un tiempo en el hospital, o en La Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) para que pueda recuperar su estado de salud.

Muchas infecciones tienen síntomas similares, por ello es necesario ponerse en contacto con su pediatra cuando el bebé presente alguno de estos signos:

-Falta de apetito.
-Dificultad para respirar.
-Rigidez.
-Descenso o aumento de la temperatura corporal.
-Erupción cutánea inusual o cambio en la coloración cutánea.
-Irritabilidad inusual.

Si el bebé altera su comportamiento de manera repentina y acusada, también puede indicar la presencia de una infección.

Estos signos son especialmente preocupantes si el bebé es menor de dos meses, por ello ante cualquier sospecha es conveniente ponerse en contacto con el pediatra.

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